Dentro de éste género se consideraron las casas– habitación y los elementos de equipamiento urbano que proporcionan servicios de carácter público tales como comercio, abasto, educación, recreativo, hospitalario, de administración pública, de comunicaciones y transportes, entre otros.
VIVIENDA
Podemos aprender mucho de cada uno de los proyectos para futuros desarrollos de vivienda social en México. El drástico cambio que ocurrió a lo largo del tiempo en el país, en la manera de proyectar viviendas sociales, nos permite entender de una manera más clara la problemática actual que causan estos nuevos desarrollos.

Es muy interesante que la mayoría de los conjuntos multifamiliares de la época moderna funcionaba y sigue funcionando en México, ya que muchos proyectos similares causaron varios problemas en otros países. Uno de los factores a su favor puede ser que se construyó un número pequeño de éstos y así siguen como “islas” dentro de la ciudad, no sólo ofreciendo vivienda que satisface las necesidades de sus habitantes, sino también equipamiento a las zonas aledañas. Además lograron, en la mayoría de los casos, que los conjuntos contaran con una buena diversidad social, que es uno de los factores más importantes para la seguridad y el bienestar de su población.
En esos conjuntos, muchas veces la gente cambia el uso de suelo, usando casas habitacionales como comercio y transforman sus casas, construyendo y pintando sin ninguna regulación. Como consecuencia, crean un gran caos.
Estos desarrollos, que cada vez se encuentran más alejados de los centros de las ciudades, muestran que los fraccionamientos escasos de una diversidad de servicios, que funcionan sólo como ciudades dormitorios, no pueden ser la solución para satisfacer la gran demanda de viviendas.
Aunque la situación ha mejorado un poco en los últimos años y la mayoría de los fraccionamientos nuevos están diseñados como proyectos integrales con áreas de comercio y recreación, todavía carecen de una densidad alta y necesaria. Con sus casas unifamiliares y su densidad baja no solo aceleran el gran crecimiento de las machas urbanas en las grandes ciudades, sino que se desaprovechan las ventajas de una edificación densa como una infraestructura más económica, la minimalización de circulación y la independencia del automóvil.
Sin duda, la problemática social no puede ser completamente resuelta por el diseño arquitectónico y sistemático, ya que el comportamiento de la gente no puede ser controlado. Los conflictos e inconformidades pueden ser ajenos a la vivienda. Sin embargo, la creación de espacios públicos y privados adecuados a funciones específicas pueden incitar mejores relaciones entre los residentes, así como la intervención de sociólogos y antropólogos con los que se pueden desarrollar soluciones de convivencia.
Por otro lado, si cambiáramos la forma en que se piensa la vivienda económica, podríamos pensar en un crecimiento integral de las ciudades, donde se generen nuevos centros urbanos, se construyan nuevos desarrollos integrales que conjunten vivienda, trabajo, comercio, salud y esparcimiento. A la par, que el territorio se explote lo más posible densificando más los terrenos para tener mayor cantidad de viviendas por hectáreas, sin que esto implique hacinamiento ni depreciación en la calidad de vida de las personas. Por el contrario, se pueden generar nuevas formas de arquitectura que generen mejores experiencias de vida para una población que seguirá creciendo y demandando mayores servicios y satisfacción a sus necesidades básicas.
SALUD
La oferta de la arquitectura de la salud es insuficiente por la creciente demanda, debido a la pirámide poblacional. Asimismo, esta materia no se puede conceptualizar solamente por el diseño de una edificación, se debe comprender como una compleja pero cada vez más fina y detallada labor profesional.
La arquitectura para la salud enfrenta grandes retos en el mundo. Por un lado, el crecimiento en la demanda de servicios, porque los recursos son insuficientes; la pirámide poblacional se invierte en muchos países donde las personas envejecen, las poblaciones aumentan, y el costo del desarrollo de infraestructura, tecnología de salud, integración y sostenimiento de personal especializado, y muchos otros asuntos relacionados con el tema, va en aumento. Los modelos han cambiado.
Originalmente, los primeros sitios a donde llegaba un paciente, a nivel privado, eran consultorios con una mínima planeación, de ahí se enlazaba una cadena de servidores relacionados con la consulta privada, desde los laboratorios clínicos y de imagenología, hasta los centros hospitalarios de segundo y tercer nivel para la atención de casos complejos. En el caso institucional mexicano, hasta hace pocos años sólo se hablaba de unidades de medicina familiar, así como hospitalización general y de especialidades.
La ciencia médica ha evolucionado, y con ello el concepto arquitectónico para sostenerla. Ahora la arquitectura para la salud no se comprende como un sistema reducido de servicios, sino como una compleja, pero cada vez más fina y detallada labor profesional, en la que están integrados expertos en todos los campos del conocimiento relacionados con la salud, desde el médico y el psicológico hasta el administrativo, conceptos multidisciplinarios que se integran al diseño y desarrollo infraestructural de ciencia médica y sanidad, de la arquitectura para la salud.
La ciencia médica ha evolucionado, y con ello el concepto arquitectónico para sostenerla. Ahora la arquitectura para la salud no se comprende como un sistema reducido de servicios, sino como una compleja, pero cada vez más fina y detallada labor profesional, en la que están integrados expertos en todos los campos del conocimiento relacionados con la salud, desde el médico y el psicológico hasta el administrativo, conceptos multidisciplinarios que se integran al diseño y desarrollo infraestructural de ciencia médica y sanidad, de la arquitectura para la salud.

EDUCACIÓN
Durante las primeras dos décadas del siglo XX –caracterizadas por el movimiento revolucionario que finiquitó el gobierno de 30 años del general Porfirio Díaz, e impuso al frente del poder público al Ejército Constitucionalista, encabezado por el general Venustiano Carranza, tras el interregno de Francisco I. Madero y la subversión de Victoriano Huerta en su contra– la construcción de escuelas en la Ciudad de México fue un tema del que se ocuparon numerosos profesionales con una formación científico técnica, quienes, ante el elevado número de analfabetas que, según los censos de la época, representaban aproximadamente 80% de la población mexicana, promovieron, en distintos foros, una transformación del sistema educativo nacional orientada a ampliar su cobertura hacia diversos actores sociales tanto de las zonas urbanas como de las rurales, mediante el establecimiento de nuevas escuelas.
Para arquitectos, ingenieros civiles, médicos y educadores la erección de los edificios escolares debía estar regida por los principios y procedimientos de las ciencias médica, pedagógica y de la construcción. No obstante, en estos años tenemos, al menos, dos visiones que llegaron a ser antagónicas: la construcción de templos o monumentos para la enseñanza (permitiéndose, incluso, la reutilización de los edificios coloniales tras una serie de reformas que los acondicionaran para su nueva función) y la construcción económica de escuelas. Ambos puntos de vista respondieron a una racionalidad política diferente. El primero consistía en establecer, de forma paulatina, las nuevas escuelas, de acuerdo con los parámetros estilísticos entonces en boga en las Bellas Artes nacionales y las prescripciones teórico-técnicas de los modelos elaborados por la higiene pedagógica –definida ésta por algunos médicos como la aplicación de los preceptos de la higiene para conservar la salud de la población escolar. El segundo planteaba la necesidad de aumentar el número de escuelas sin detenerse en la satisfacción de nimiedades teóricas que las hicieran económicamente inviables para buscar, en cambio, ampliar la cobertura educativa entre los sectores populares, cumpliendo en lo fundamental con las reglas de la ciencias de la higiene y la pedagogía, y proscribiendo, en la medida de lo posible, la adaptación de locales destinados originalmente para otros fines.
La revolución constitucionalista, adoptó una serie de medidas político-jurídicas para hacer posible esta segunda, sin llegar a desconocer los avances que la primera implicó para el desarrollo de la edilicia escolar en la Ciudad de México, y con ello ampliar la cobertura educativa bajo los criterios de las ciencias modernas, como lo demandaba una comunidad de intelectuales con una formación científico técnica.

La aplicación de las tendencias pedagógicas contemporaneas a los espacios arquitectónicos está ausente en el diseño de las nuevas aulas en México, pues se continua con los mismos modelos de hace cien años, anteriormente mencionados, como salones rectangulares.
En distintos países, a partir de los años setenta, se modificó el salón de clases a causa de los nuevos modelos pedagógicos, en donde se proponen espacios iluminados multivalentes con sistemas constructivos desarrollados durante la segunda guerra mundial. Arquitectónicamente, podemos deducir entonces, que México necesita una reestructuración de su programa escolar arquitectónico, en donde el concepto de salón, y escuela, sea redefinido, y sean entonces, las nuevas teorías de aprendizaje, las que definan la arquitectura del edifcio, para de esa manera, poder aumentar la eficiencia y facilidad con la que los alumnos aprenden, justo como se ha comenzado a implementar en países de primer mundo como Dinamarca o Estados Unidos.
FUENTES:
ResponderBorrarhttp://www.jsa.com.mx/documentos/publiaciones_jsa/libro%20vivienda%20social.pdf
http://www.conorevi.org.mx/pdf/Estad%C3%ADstica%20Vivienda%20en%20M%C3%A9xico.pdf
http://www.smaesac.org/muestra-hospitalaria-bellas-artes/
http://www.realestatemarket.com.mx/articulos/arquitectura/11532-arquitectura-de-la-salud
http://www.revistas.unam.mx/index.php/bitacora/article/view/26233/24664
http://www.cyd.conacyt.gob.mx/259/articulos/ciencia-y-arquitectura.html